Este año
del 2014 ha estado marcado por grandes sucesos violentos en los que se incluyen
no sólo catástrofes naturales sino también catástrofes humanas.
El conflicto no reciente de Siria, el genocidio de la era moderna producido por la eterna problemática en la Franja de Gaza, la insurrección de grupos terroristas en el Medio Oriente, una enfermedad mortal que se propaga rápidamente y que amenaza a la humanidad, accidentes, desapariciones y derribos de aviones con civiles, la guerra contra el narcotráfico en México, crisis económicas en Europa y América, por nombrar algunos de los eventos que han cobrado más relevancia en noticias y medios de comunicación. Pareciera que estamos viviendo un Apocalipsis.
Ante estos eventos tan desagradables, no podemos más que proyectar luz al planeta Tierra, pero especialmente mucho amor para sanar tantos corazones heridos y dolidos. La humanidad convulsiona hoy más que nunca en un profundo dolor. Muchos niños se han quedado huérfanos, y ellos son los habitantes del futuro. ¿Cómo crecerán estos pequeños sin padres, sin hermanos, sin familias? ¿Vibrarán y reforzarán sus sentimientos de miedo, de incertidumbre, de rencor? Tal vez, ese sea el reto de las nuevas generaciones, superar el tremendo dolor, echando a andar el infinito amor en sus corazones, el amor que sabe perdonar, que sabe construir y dar sentido a la vida. Esta nueva era nos exige hoy más que nunca, despertar.
Todos nos preguntamos, ¿por qué están pasando estas cosas? Pero, más bien deberíamos pensar en re-estructurar la pregunta y cuestionarnos ¿para qué están pasando todos estos eventos?, ¿qué tenemos que aprender de ellos? Pues la realidad es que no hay antídoto para solucionar todas estas situaciones más que con perdón y con amor hacia uno mismo y hacia el prójimo.
Puede ser que el día que aprendamos a ser ciudadanos de este mundo, conscientes de que cada una de nuestras acciones, incluidos nuestros pensamientos, impactan positivamente o negativamente nuestro entorno. Otra pregunta que podemos hacernos es, ¿nos gusta realmente lo que estamos viendo, lo que estamos viviendo, lo que estamos experimentando? Si la respuesta es no, probablemente es tiempo de re direccionar el camino.
Requerimos despertar y cambiar nuestro micro entorno para impactar positivamente el macro entorno. Hagamos un alto en el camino, alejémonos de acciones que aunque parezcan favorables para nosotros, causen dolor a alguien más, seamos luz en la oscuridad, refugio para el desprotegido y consuelo para el desconsolado.
Sólo el Amor Universal e infinito puede cambiar el mundo. Y no se trata únicamente de meditar y enviar amor a los corazones humanos, se trata de ACTUAR. La acción marca una determinación bien definida y es aquella que produce un verdadero cambio, de fondo, sin marcha atrás e irremediablemente modificador de cualquier circunstancia.
Actuemos con Amor. Eso es lo que hay que hacer, en nuestras personas, con nuestras familias, amigos, conocidos, desconocidos. Proyectemos amor y actuemos con amor. Esa es la vacuna, es el antídoto para solucionar todo mal en el mundo.
* No te olvides de visitar mi sitio web Quantum Holística.
El conflicto no reciente de Siria, el genocidio de la era moderna producido por la eterna problemática en la Franja de Gaza, la insurrección de grupos terroristas en el Medio Oriente, una enfermedad mortal que se propaga rápidamente y que amenaza a la humanidad, accidentes, desapariciones y derribos de aviones con civiles, la guerra contra el narcotráfico en México, crisis económicas en Europa y América, por nombrar algunos de los eventos que han cobrado más relevancia en noticias y medios de comunicación. Pareciera que estamos viviendo un Apocalipsis.
Ante estos eventos tan desagradables, no podemos más que proyectar luz al planeta Tierra, pero especialmente mucho amor para sanar tantos corazones heridos y dolidos. La humanidad convulsiona hoy más que nunca en un profundo dolor. Muchos niños se han quedado huérfanos, y ellos son los habitantes del futuro. ¿Cómo crecerán estos pequeños sin padres, sin hermanos, sin familias? ¿Vibrarán y reforzarán sus sentimientos de miedo, de incertidumbre, de rencor? Tal vez, ese sea el reto de las nuevas generaciones, superar el tremendo dolor, echando a andar el infinito amor en sus corazones, el amor que sabe perdonar, que sabe construir y dar sentido a la vida. Esta nueva era nos exige hoy más que nunca, despertar.
Todos nos preguntamos, ¿por qué están pasando estas cosas? Pero, más bien deberíamos pensar en re-estructurar la pregunta y cuestionarnos ¿para qué están pasando todos estos eventos?, ¿qué tenemos que aprender de ellos? Pues la realidad es que no hay antídoto para solucionar todas estas situaciones más que con perdón y con amor hacia uno mismo y hacia el prójimo.
Puede ser que el día que aprendamos a ser ciudadanos de este mundo, conscientes de que cada una de nuestras acciones, incluidos nuestros pensamientos, impactan positivamente o negativamente nuestro entorno. Otra pregunta que podemos hacernos es, ¿nos gusta realmente lo que estamos viendo, lo que estamos viviendo, lo que estamos experimentando? Si la respuesta es no, probablemente es tiempo de re direccionar el camino.
Requerimos despertar y cambiar nuestro micro entorno para impactar positivamente el macro entorno. Hagamos un alto en el camino, alejémonos de acciones que aunque parezcan favorables para nosotros, causen dolor a alguien más, seamos luz en la oscuridad, refugio para el desprotegido y consuelo para el desconsolado.
Sólo el Amor Universal e infinito puede cambiar el mundo. Y no se trata únicamente de meditar y enviar amor a los corazones humanos, se trata de ACTUAR. La acción marca una determinación bien definida y es aquella que produce un verdadero cambio, de fondo, sin marcha atrás e irremediablemente modificador de cualquier circunstancia.
Actuemos con Amor. Eso es lo que hay que hacer, en nuestras personas, con nuestras familias, amigos, conocidos, desconocidos. Proyectemos amor y actuemos con amor. Esa es la vacuna, es el antídoto para solucionar todo mal en el mundo.
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