Para responder a esta pregunta, nada mejor que recurrir a un impresionante estudio que revisó a fondo qué intervenciones habían mostrado éxito para controlar la excesiva ganancia de peso en gestantes.
La investigación, publicada en la revista American Journal of Clinical Nutrition en octubre de 2010 y coordinada por Ina Streuling, concluyó que las intervenciones más eficaces son aquellas:
- que contienen consejos dietéticos con respecto a las características de una dieta saludable
- que educan a las madres sobre la importancia del incremento de la actividad física
- y que incluyen el control periódico del peso de las madres.
¿Hacer "dieta"? No. La restricción de calorías en embarazadas que padecen sobrepeso o que ganan más peso de lo recomendable tiene poco sentido. Kramer y Kakuma mostraron en 2003 (en la Cochrane Database of Systematic Reviews) que dicha estrategia, además de no ser beneficiosa, puede ser perjudicial para el bebé (podría limitar el crecimiento del feto). Eso en cuanto a las dietas hipocalóricas estándar, porque cuando nos adentramos en el terreno de las dietas milagro se acaban los "podría": están 100% desaconsejadas.
¿Dieta sana? Sí. Seguir una dieta saludable es la clave para evitar perjuicios sobre la salud maternoinfantil a corto o largo plazo. Dicha dieta presenta estas tres características:
- 1. Se basa en el consumo de alimentos vegetales, es decir, frutas frescas, verduras, hortalizas, legumbres, frutos secos y, cómo no, cereales integrales (arroz integral, pasta integral, pan integral).
- 2. Hay una menor presencia (aunque frecuente) de pescado, lácteos bajos en grasas y aceites vegetales.
- 3. Existe un aporte muy bajo de: cereales refinados (pasta blanca, pan blanco, arroz blanco, etc), azúcar o alimentos azucarados (bollería, repostería, bebidas azucaradas), y carnes rojas y procesadas.
¿Dejar de comer mal? Sí. Decía Antoine de Saint-Exupéry que la perfección no se consigue cuando no hay nada más que añadir, sino cuando no hay nada más por quitar. Sucede así con la alimentación. No se trata tanto de añadir "superalimentos", sino más bien de eliminar comida que tiene una alta densidad calórica pero pocas propiedades nutricionales, como la detallada a continuación:
- Aperitivos salados, batidos, bollería, bombones, caramelos, confitería, dulces, embutidos, golosinas, granizados, helados, horchatas, mantecados, mayonesas, pastelería, postres dulces, quesos grasientos, refrescos, repostería, salsas, sorbetes, turrones, zumos.
Fuente: Eroski Consumer
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