Ante la inmensa violencia que azota terriblemente a un territorio tan hermoso y dotado
como México, hemos de decirles, nosotros sus hermanos en la luz y en la
evolución, que esta bella parte del planeta está siendo invitada explícitamente
por Dios nuestro Señor a la conversión absoluta.
Estamos
aquí, queridos hermanos para ayudar a despertar la conciencia, no se necesita
la sabiduría de lo que ustedes llaman “libros” ni el uso del intelecto,
simplemente se necesita usar el corazón, abrirlo a la paz, a la hermandad, a la
solidaridad, a la unidad, al amor.
No
combatimos la ignorancia intelectual, en realidad esa no es tan importante.
Nosotros los misioneros, servidores y mensajeros de Dios no combatimos, sino
que en sinergia trabajamos a favor del desarrollo del sentimiento más puro del
ser humano, por el cuál y para el cual el Padre les ha creado, el Amor.
Si lo que
ustedes llaman “arma combatiente” puede ser el Amor, entonces estamos ante un
gran reto de usar esta arma y llevar amor a todos los corazones. Hermanos
queridos, nuestra Reina Celestial eligió México para manifestar su entrega a éste,
su territorio. El Padre, el Hijo, el Espíritu Santo, el Poder Único y Absoluto en Tres,
tiene puestas en México todas sus esperanzas que nunca claudican, nunca
desfallecen. La Madre y Reina Celestial de todas nuestras milicias y coros está
con ustedes, atendiendo sus dolores. No desfallezcan, al contrario, anímense y
den amor, aprendan a ser generosos, esa es la Gran Luz del conocimiento que el
Padre quiere que enciendan.
El Padre
permite y respeta el libre albedrío, mismo que entre ustedes ha creado la “cultura
de la violencia”, porque sólo así podrán entender y valorar el sentido de la “cultura de
la paz” y serán capaces de anhelarla con tanto fervor, que la clamarán en sus
vidas como parte de ese mismo libre albedrío.
Estamos con
ustedes aquí y ahora, manifestando paz, manifestando amor en esta parte del
planeta, ¡despierten! El cambio es ahora.
Yo soy
Arcángel Miguel derramando una lluvia de bendiciones y protección del Padre,
sobre su obra más hermosa, sobre sus Hijos Amados. ¡Ábranse corazones en Nombre de Jesucristo, al Amor más puro y perfecto, poniéndolo en acción aquí y ahora!
Gracias
Amado Padre por permitirme dar este mensaje en tu Nombre. Me regocijo en tu
presencia, te adoro, te amo y te glorifico eternamente.
Canalización:
R. G. | 14 de
noviembre, 2014.
Comentarios
Publicar un comentario