Durante el comienzo del Solsticio de Invierno le damos la bienvenida al Espíritu de la Navidad, momento propicio para preparar nuestros verdaderos regalos de Navidad.
Haz una lista de las personas a quienes amas. Es deseable que tu lista sea muy larga.
Piensa en tus riquezas: tienes cualidades, virtudes, experiencias, buenos sentimientos, buenos pensamientos. Eres capaz de sonreír, de abrazar, de escuchar atentamente, de estimular, de motivar...
Anota junto al nombre de tus amigos, familiares y conocidos que enlistaste, qué de toda tu riqueza puedes compartir con ellos. Piensa qué le gustaría a cada uno recibir: sonrisas, abrazos, agradecimientos, parte de tu tiempo, motivación, etc.
El siguiente paso es que ¡comiences ya a dar algo de ti mismo!
Todos esos regalos son verdaderas expresiones de amor. Y mientras más amor entregues, más amor recibirás. ¡Nunca se te acabará!
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